Ida y vuelta - Sebastián Boesmi (2023)
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Vaivenes, irrupciones transmediales en la obra de Sebastián Boesmi
Las series comprendidas en la exposición Ida y vuelta de Sebastián Boesmi se construyen a partir de medios expresivos conocidos y experimentales en su obra como la línea, la pintura, la tridimensionalidad, la imagen en movimiento y el sonido. Esta nominación da sentido a la idea de viaje y de tránsito en dos direcciones: la que explora el dinamismo medial y el nomadismo espacial, temporal y mental del artista.
Establecido en Madrid desde 2019, luego de largas estancias en Nueva York, París, Ámsterdam, Barcelona y Berlín, este artista del viaje, o el creador peripatético que es Sebastián Boesmi viene realizando continuas reflexiones sobre el sentido de estos movimientos y derivas. Un artista-filósofo cuya trayectoria artística y vital está marcada por su agitada y migrante biografía, cuya obra es el fruto de una extraordinaria imaginación, creadora de un mundo estético, simbólico y conceptualmente, único.
Un autor versátil, en búsqueda constante de temas e inquietudes de expresión, cuyas piezas nos hablan de ontologías, de identidades, de aspectos existencialistas que no encajan solamente con lo humano, sino con la realidad física: sus mundos representados pueden incluir animales, plantas y máquinas, palabras o cosas. Un revoltijo semántico capaz de generar pensamientos que interpelan y contrastan nuestras propias certezas e incertidumbres.
Esta muestra se centra en los motivos que cruzan transversalmente el discurso complejo, actual y a la vez arcano de Sebastián Boesmi. Se trata de una iconografía al servicio de la elaboración de la experiencia, de los orígenes personales y de sus relatos fundacionales.
Espacios de abundancia
Las obras y sus relatos crean contra mitologías que cuestionan narrativas humanistas o antropocéntricas. El artista funda un sustrato mítico de los orígenes, de aires cosmogónicos, fundiendo diversas fuentes que le interesan a lo largo del tiempo: la astronomía, las ciencias naturales, la música, la ciencia ficción o la cultura popular.
Dentro de estos espacios de vida y experiencia que se identifican en las piezas, es sugerente reflexionar en el concepto de bioma. El bioma es un hábitat y conjunto dinámico de plantas, animales, microorganismos y de naturaleza excedente (o muerta) circundante, que interactúa como una unidad funcional, una comunidad plural.
Ida y Vuelta es también un sitio y un tiempo para el ensayo de la convivencia entre sistemas creativos obtenidos a través de la tecnología de las máquinas. Movimiento, curiosidad y exploración son los combustibles del motor de la expansión de este hacer, proponiendo avanzar y reformular en prácticas poco exploradas en nuestra escena, como es el caso del videoarte.
Desde tres grandes pantallas se emiten paisajes inquietos de transformación formal; en el cual el sonido fluye sincronizado con la imagen en movimiento, afirmando la circularidad o danzando en el espiral compositivo. En secuencia y en vaivén, los videos buscan integrar de manera sinestésica al resto de las obras en un hábitat cruzado en el espacio abierto de la exposición.
El talento gráfico y pictórico de Boesmi se presta perfectamente a la manipulación digital de la animación. Las pinturas animadas fluyen, se amplían y centellean, proliferándose en un resplandor de luces frías y cálidas. Deslumbrantes se expanden, agitándose y escuchándose a nuestro alrededor. Las masas de línea y pintura se alzan como gigantes vivientes sobre tormentas y olas, inundando la pantalla con lluvia luminosa y ondas esquemáticas en magníficos paisajes.
Instalados en una esquina de la galería, los tres videos se ofrecen
a una experiencia más táctil, absorbente e inmersiva. La asociación relacional de Boesmi con los artistas sonoros y del video implicados en el proyecto expositivo se ha cristalizado en los últimos meses.
Por su parte, el arte sonoro que acompaña la animación, ha sido compuesto por Javier Rodriguez y la edición digital corresponde al creador Camilo Moreno. Con estas interacciones, el artista propone avanzar y reformular prácticas visionarias, que dan forma a estas piezas de videoarte.
En los videos, los planos sólidos se despliegan o desaparecen lentamente alrededor de la composición. Bloques gaseosos y líquidos se desbordan para revelar camadas que emergen en combinaciones de luz escarlata, naranja nuclear o azul ultramarino, para luego ser veladas en atmósferas que centellean en resplandores fríos y cálidos.
Tres esculturas lumínicas en puntos elevados se distribuyen en la sala, acompasando las pinturas y videos. El neón se combina con otras materialidades como el bronce y el hierro se vuelven siluetas contra las pantallas y pinturas, encajando sus formas esféricas, rotundas e inefables.
Motivaciones e imaginarios
Se pueden trazar caminos teóricos posibles para imaginar relaciones entre las formas contenidas en los artefactos de Boesmi, tantos como las abundantes constelaciones que pueblan estos íconos. Como un río de curvas y meandros, la muestra confluye en la idea de recorrido, de vaivén, de tensión energética.
Algunas de esas metáforas giran y obedecen a leyes de relaciones formales y temáticas, y en su ir y venir describen trayectorias que refuerzan la narrativa inicial del cambio, de búsquedas. Veladuras que sedimentan capas de información tras una luz terapéutica, salida de los pinceles de Sebastián, capaces de restaurar la fe en la pintura, en el misterio y el éxtasis de expandirse medialmente.
Como decíamos, de su identificación con el mundo fito y zoomorfo, del post-humanismo o del cyborg, lo evidente de esta obra es la absorción de elementos culturales de los lugares por los que trabajó y vivió, cómo también de su interés por formas no canónicas o por mitologías borradas de la historia o de otras por venir.
Con la exposición Ida y Vuelta, Boesmi, para quien el concepto de metamorfosis y transformación es fundamental, apela para esta puesta en escena por una expografía diáfana y a la vez, maximalista. Las obras conviven en un eje discursivo de bagaje narrativo y formal en constante correspondencia, aun ante la variedad de formatos.
La selección de obras reunidas interpreta las geografías creativas de Sebastián Boesmi en torno a ideas-temas recurrentes como el paisaje o la identidad personal y social, metaforizadas en acumulaciones de seres antropoides, de objetos industriales o de signos de la impronta digital en la cultura.
La muestra recrea un espacio, un lugar cuya morfología de representaciones confluye en una suerte de cuerpo polimorfo e inasible. Entre una pintura mural imaginaria y un paraje vaporoso, el término paisaje se halla aquí en el límite, como un portal señalando mundos sumergidos y gaseosos.
De la línea al píxel, las obras bidimensionales, los volúmenes sólidos y de luz, así como el sonido, pueden percibirse en la exposición como un solo conjunto, ambicionando un Gesamtkunstwerk, una obra de arte total, en lugar de una serie de obras individuales.
Coda: Elogio al viaje
Entre nosotros, en el Paraguay, el artista representa de manera singular un arte ocupado de mundos imaginarios, así como la creación de una identidad visual distintiva y propia, confrontándonos con composiciones gestualmente orgánicas y cuya intensa transmedialidad señalamos en Ida y Vuelta.
Un atlas de ilustraciones, pinturas, esculturas e imágenes animadas y sonoras, transformado o digerido en una obra que puede ser puerta de embarque a mundos próximos o lejanos; declarados como portal a la jungla generosa y empática de Sebastián Boesmi.
El viaje de Boesmi es también por los espacios liminales entre el sueño y la vigilia, entre la lucidez y el frenesí, relatando este periplo una expresión lúdica y hermética, una que le permite dar forma a las experiencias del nomadismo físico, mental y espiritual.
Fernando Moure
Asunción, Abril de 2023
Matices - Galería de arte