Geometría Imposible - Silvio Alder y FELIX TORANZOS

Geometría Imposible - Silvio Alder y FELIX TORANZOS

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GEOMETRÍA IMPOSIBLE
Obras recientes de SILVIO ALDER
Con la colaboración de FÉLIX TORANZOS
 

 

Donde hay materia hay geometría.

Johannes Kepler.

 

Silvio Alder (Asunción, 1977) presenta en la Galería Matices (Asunción) su exposición individual titulada Geometría imposible, para la cual ha contado con la colaboración de Félix Toranzos. Se trata de un conjunto de obras recientes realizadas dentro del lenguaje de la abstracción geométrica; de acuerdo a soportes y procedimientos podríamos agruparlas en cuatro series. La primera, en mediano y gran formato, formada por pinturas en acrílico sobre tela. La segunda, en pequeño formato, compuesta también por acrílicos, pero sobre tablero mdf y cartón Canson entelado. La tercera, en mediano formato, concentra unas pinturas de apariencia volumétrica realizadas sobre lienzo que denotan un marcado espesor en el soporte/bastidor, lo que en su composición y puesta sugiere la idea de desprendimiento del muro, como si se tratasen de unos relieves. La cuarta y última reúne objetos pictóricos en formato de cajas pequeñas que contienen formas poligonales y cuerpos geométricos casi en miniatura.

Silvio Alder es un artista autodidacta que, desde sus primeros trabajos, ha venido desarrollando obras y proyectos que van transitando desde lo pictórico hasta lo escultórico o tridimensional, pero siempre explorando formas, estructuras y expresiones desde la abstracción geométrica. Alder, para cada proyecto o serie, propone ideas y planteos propios, influenciados por ciertos temas de la estética de la Escuela Bauhaus, de algunas vanguardias afines al abstraccionismo y la conexión espiritual, así como por delineamientos del arte cromático visual, los fenómenos ópticos, la arquitectura moderna y el minimalismo.

Sus primeras búsquedas estaban marcadas por la proyección del artista y maestro Josef Albers, quien hizo del cuadrado –polígono regular y figura básica de la geometría clásica– un icono del arte moderno; a partir de su legado, Alder optó por abordar este motivo asociándolo a otras figuras y cuerpos geométricos, especialmente el cubo y otros poliedros, además de singulares combinaciones de matices basados en los colores primarios. Sus siguientes pasos lo llevarán a vincular esas formas y tonos con el espacio, la arquitectura, la luz y la ilusión óptica; así, busca persistentemente la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo.

Sin embargo, en las obras perfiladas últimamente y presentadas en esta ocasión, envueltas de geometrías puras y escenarios inciertos, parecería que Alder desea expresar aquel instante imperceptible que solo percibiríamos en caso de que condensáramos el tiempo. Tal idea convierte estos trabajos en una doble reflexión: cómo la geometría y el espacio se insertan en la materia y el tiempo; cómo el arte persigue lo ilusorio, el orden de lo inaprensible.

Hay dos características significativas a ser consideradas en esta muestra. La primera: Como punto de partida y de inspiración para el desarrollo de las series de trabajos expuestos, Alder toma una obra legendaria de Félix Toranzos, S/T, de 1983, perteneciente a la serie Alteraciones de una caja del mismo año. Realizada en técnica mixta (grafito, lápiz de color y acuarela), S/T, 13 x 17 cm, sobre papel Ingres, fue exhibida originalmente en la exposición CAJAS presentada en la galería ArteSanos (Asunción) durante el mes de agosto de 1983. En esa ocasión y respecto a estos trabajos, Ticio Escobar había señalado: “Las cajas de Toranzos oscilan entre la exactitud de cálculos matemáticos y lo mágico de situaciones imaginadas o soñadas y tienen un sentido de lo absurdo, de la inutilidad de minuciosas construcciones”.

Tomada por Alder como referencia, la mencionada obra de Toranzos –ligada a todas las demás de la serie expuesta en ArteSanos y ejecutada con un lenguaje dibujístico– representa una caja en perspectiva caballera, a 45° del eje “Y” respecto al eje “X”, atravesada por una gran nube. En efecto, esta obra (con la caja abierta en su plano frontal y la nube flotando entre el interior y el exterior de la caja) es la disparadora de todas las líneas trabajadas por Alder, desde hace varios meses, para esta exposición. Empezando por una pieza en gran formato que constituye una reinterpretación pictórica de S/T y, posteriormente, en todos los trabajos consumados, Alder fue planteando distintas versiones, cruces y renovadas lecturas de los temas y dispositivos constitutivos del dibujo original de Toranzos.

En primer lugar, la caja, clásico cuerpo geométrico interconectado con el cuadrado, el cubo y los poliedros –un caso especial: el poliedro romboedro truncado, conocido como poliedro de Durero–, así como todo lo que puede denotar y connotar el recurso de la “caja de artista”, que siempre figuró como un contenedor de variadas situaciones evocadoras, entrelazadas a través de la Historia del arte. Seguidamente, la nube, que, además de estar ligada a la geometría de manera implícita, simboliza incertidumbre, indeterminación, división de dos mundos, impermanencia y devenir de la metamorfosis, así como también puede sugerir algo misterioso y espiritual a la vez.

Luego, un desglosado análisis de los diferentes elementos visuales que configuran la caja y su ambiente, tales como aristas, vértices, caras laterales, ángulos, planos, tonos, marco, formas y formatos, texturas, proporciones, fondo y base, entre otros. Estos elementos son los que ayudarán a construir formal y materialmente el espacio icónico, al cual quedan irreversiblemente asociados desde el punto de vista de la significación plástica. Por último, la ilusión de profundidad como trámite, ya que, aunque el dibujo de Toranzos –tomado como referencia visual– sea bidimensional, en el mismo está representada la profundidad por medio de la perspectiva caballera y los planos visuales superpuestos.

De esta manera, las obras seleccionadas y exhibidas en la muestra de Alder –entre las que se encuentran también algunas hechas con la participación de Toranzos y otras, complementarias, que constituyen nuevos trabajos suyos– van generando una suerte de narración visual y conexiones alegóricas en torno a los temas y dispositivos mencionados. Para llegar a esa narración dentro de la agrupación de obras, el proceso de Alder comienza en el purismo y la claridad de la geometría como base conceptual; después suma consecutivamente las cualidades subjetivas de los colores mínimos y los planos creados con la superposición de figuras del encuadre y la perspectiva; por último agrega el trazado de los elementos morfológicos, dinámicos y escalares de la composición para cada trabajo y/o serie; todo esto genera en conjunto imágenes emparentadas.

El segundo aspecto se halla relacionado justamente con el título de la muestra: Geometría imposible. Es posible relacionar el título, por una parte, con la sugerente aparición/representación de las nubes en diálogo con las formas puras geométricas en algunas instancias y composiciones, lo cual se asimila a una situación improbable e inverosímil, puesto que, tradicionalmente, el arte abstracto es opuesto al figurativo. Sin embargo, aunque a simple vista puede parecer un concepto abstracto, la geometría tiene una influencia reveladora en distintos aspectos de la naturaleza y nuestro entorno, incluyendo la formación de las nubes y los fenómenos atmosféricos. Así, con juegos visuales entre la abstracción geométrica patente y la sutil presencia figurativa de la nube, Alder recrea ambientes inverosímiles que buscan fundamentalmente confundir nuestra idea de realidad y representación. Espejismos, en fin, deliberadamente evocados por sus construcciones –y las de Toranzos, presentes en la muestra–.

Asimismo, hay también otro elemento que une justamente todas las piezas: su carácter de trampantojo (otrompe-l'œil). Estas obras, de técnica tan depurada y rigurosa que terminan engañando al ojo, más parecen expresiones virtuales. Es decir, las composiciones de Alder plasman una suerte de ilusión de planos y de profundidades, ya que apuntan a fascinar la vista del espectador utilizando diversos recursos visuales como la perspectiva y el juego de los esquemas con la luz y las sombras, ciertos principios de la teoría de Gestalt y el marcado interés por objetos puros y básicos, el espesor de los soportes y la sugerencia de espacios internos/externos, entre otros, sin dejar de mencionar los tenues efectos ópticos que contribuyen a brindar intensidad a la “apariencia” de lo representado.

En este contexto, con una ilusoria apariencia volumétrica, Alder también ha llegado a implantar en sus trabajos situaciones similares a las presentadas en el caso de los llamados “objetos imposibles”; estos constituyen una serie de formas puras que sugieren tridimensionalidad y aparentan realidad, pero que, finalmente, son imaginarias, puesto que su construcción en las tres dimensiones conocidas y conexas con la experiencia de la realidad no podría verificarse, en principio. Con estos últimos trabajos, Alder examina la incidencia del contorno; la disposición y la perspectiva del objeto en el espacio, así como las de la luz y el color en los cuerpos geométricos, casi suspendidos en el tiempo, simulando que la expresión pictórica se desprende de la pared para integrarse al espacio.

Finalmente se suman la puesta en escena y la expografía de la exposición, planteada ésta espacialmente abierta, de modo a poder ser transitada y observada de múltiples maneras; esta disposición habilita la posibilidad de que las obras, en conjunto, establezcan un diálogo con el espectador y aglutinen una pluralidad de sentidos. Así, el espacio expositivo y todas las obras exhibidas involucran al espectador integrándolo en una gran instalación de precisa resolución formal. Entre imágenes planas y fugadas, una gramática de lenguaje expresivo. Una Geometría imposible en los terrenos simbólicos del arte.

Alban Martínez Gueyraud

Asunción, septiembre de 2024.

 

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